domingo, 1 de febrero de 2015

Al mal tiempo... ¡buenas fotos!

La nieve es la protagonista indiscutible de este fin de semana en muchas ciudades de la geografía española. Hoy, León ha amanecido cubierto por un denso manto blanco de nieve, que comenzó a caer ayer durante todo el día, con más intensidad por la tarde-noche.

Aprovechando la coyuntura, cámara en mano, fuimos a ver qué se dejaba ver por las afueras de León. De camino comenzó a nevar, cada vez más fuerte, hasta que no se veía más que nieve caer, ni siquiera la cámara conseguía enfocar nada. Dimos la vuelta, con intenciones de tirar la toalla... Entonces, como por arte de magia, la intensidad de la nieve cesó, dejando ante nuestros ojos un paisaje digno de las postales más navideñas: extensiones de campo y bosque totalmente blancos.




Tras unos minutos de deleite, entorno los ojos, y me percato de movimiento: pequeños pajarillos volando en bandadas, sobre la nieve, entre los arbustos y los árboles.
Escribano soteño ♂ (Emberiza cirlus) 
Escribano soteño ♀ (Emberiza cirlus)

Escribano soteño ♀ (Emberiza cirlus)
Escribano soteño  (Emberiza cirlus)
Tarabilla europea ♂ (Saxicola rubicola
Tarabilla europea  (Saxicola rubicola

Y así, como si nada, se despejó el cielo y nos dió una tregua de aproximadamente una hora, momento que también aprovecharon los cernícalos vulgares, para salir a volar, en busca de caza.
Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus). Una de las características más notables de los cernícalos es su habilidad para cernirse, aleteando rápidamente, consiguiendo así mantenerse suspendidos en el aire, en un punto fijo, oteando escrupulósamente el terreno.
Cernícalo vulgar ♀ (Falco tinnunculus)
Cernícalo vulgar ♀ (Falco tinnunculus)
Cernícalo vulgar  (Falco tinnunculus)

Además de los cernícalos, este bonito y en apariencia rechoncho mochuelo también salió de su guarida en la roca, para disfrutar un momento del escaso calor del sol del atardecer antes de salir de caza.
Mochuelo europeo (Athene noctua)
Mochuelo europeo (Athene noctua)
Sin embargo, este momento de cielo soleado duró poco, y pronto se cerró y comenzó a nevar otra vez, así que el mochuelo volvió a resguardarse en las oquedades de la pared.

Y desde su refugio se despedía de nosotros, y nosotros de él, ya que con la vuelta de la nieve llegó la hora de retirarse, satisfechos, tras una tarde preciosa.